La muerte en las torres de la Catedral: los hermanos Gutiérrez

El día 27 de julio de 1872 sucedió un hecho macabro en la ciudad de Lima: dos cadáveres aparecieron colgados en las torres de la Catedral de Lima.

El Perú, desde su independencia, tuvo una gobernabilidad inestable donde predominó el caudillismo militar. En mayo de 1872 los colegios electorales eligieron como presidente a Manuel Pardo y Lavalle del Partido Civil y al tercio de los senadores que en mayoría fueron del mismo partido. En esa fecha, el país estuvo gobernado por el Coronel José Balta desde 1868, quien había designado como ministro de Guerra al Coronel Tomás Gutiérrez en 1871, hecho que alarmó a Pardo cuando era candidato porque Tomás tenía fama de ser un personaje siniestro. Asimismo, no faltó el acoso del gobierno de Balta hacia los medios de prensa.

Según Basadre, el nuevo ministro contribuyó, directa o indirectamente, a la victoria pardista en el Congreso con el objeto de arrastrar a Balta a un golpe de Estado. Tomás tenía tres hermanos: Silvestre, Marceliano y Marcelino, todos coroneles. A las órdenes de ellos estaba un ejército de siete mil hombres bien armados. Consideraban como un desastre para su profesión la llegada al poder del civilista Pardo. Así que plantearon a Balta un golpe de estado, pero este cambió de opinión por influencia de Henry Meiggs, el mismo que se encargó de demoler la muralla de Lima

Tomás Gutiérrez

Fuente: Desconocido - Enciclopedia Temática del Perú. TOMO III: República. Percy Cayo Córdoba. Lima, Orbis Ventures, 2004., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4156750

Al no tener el apoyo de Balta, a las dos de la tarde del 22 de julio de 1872, Silvestre resolvió ingresar a la fuerza a Palacio de Gobierno para detener a Balta, mientras que Marceliano al frente de su batallón, proclamaba en la Plaza de Armas como Jefe Supremo de la República a su hermano Tomás. Balta fue conducido al Cuartel de San Francisco, ubicado en la primera cuadra del Jr. Amazonas (donde hoy se encuentra el Batallón de Asalto de la Policía Nacional). Al mismo tiempo, un destacamento de los Gutiérrez fue a detener a Pardo, el ganador de las elecciones, sin embargo, este se había escapado en un bote de pescadores a alta mar donde fue recogido por Miguel Grau con el Huáscar.

Por otro lado, tanto el Congreso como la Marina de Guerra condenaron el golpe de estado. Pronto, la ciudadanía empezó a apoyar al orden constitucional. En la noche del 25 se oyeron en las calles manifestaciones de apoyo a Pardo y en contra de los Gutiérrez.

En la mañana del 26, Silvestre salió caminando desde el Palacio hasta la estación San Juan de Dios (hoy Plaza San Martín) para dirigirse al Callao en el tren. Había grupos de personas en la Plaza de Armas que lo siguieron hasta la estación de manera amenazante. Subió al convoy y al escuchar unos gritos sacó su arma y disparó, hiriendo a uno, luego la turba le disparó matándolo. La gente se lanzó sobre el cadáver arrebatándole todo y dejándolo desnudo.

Una vez enterado Tomás que Silvestre había sido asesinado, le envió un mensaje a Marceliano quien custodiaba a Balta en el Cuartel San Francisco. Marceliano salió a Palacio. Los que se quedaron cuidando a Balta dispararon contra él mientras dormía. No se sabe si Marceliano dio la orden para asesinarlo. La noticia se propagó rápidamente en la ciudad.

Mientras tanto, Tomas se refugió en el cuartel Santa Catalina y Marceliano se fue al Callao, donde fue muerto en combate. Tomás y Marcelino salieron de Santa Catalina en medio de disparos luego que los ciudadanos sitiaron el cuartel. Marcelino se refugió en una casa y Tomás fue apresado y conducido por Lizardo Montero a Palacio, sin embargo, fue seguido por la turba amenazándolo. En un momento de confusión Tomás pudo refugiarse en la botica La Unión Peruana, pero la multitud lo reconoció e ingresó y lo acribilló, matándolo. Después su cuerpo fue cortado a sablazos.

A continuación, se describe la trayectoria de la desgracia de Tomás según el relato de Basadre (con los nombres actuales de las calles): Tomás salió del Cuartel de Santa Catalina, recorrió el Jr. Andahuaylas, llegando al Jr. Cusco volteó a la derecha y en la siguiente cuadra volteó a la izquierda por el Jr. Paruro y avanzó hasta el Jr. Huallaga, donde fue atrapado por el Coronel Ayarza. 

Con seguridad quiso esconderse en algún lugar de los Barrios Altos. Luego, posiblemente fue conducido por el Jr. Huallaga hasta el Jr. Carabaya, donde voltearon a la izquierda y luego a la derecha por el Jr. Ucayali. Justo en la esquina con Jr. de la Unión, Ayarza le dejó a Montero el encargo de llevar a Tomás hasta la Calle Boza (cdra 8 del Jr. de la Unión). Sin embargo, este fue acribillado una cuadra después, es decir en la esquina del Jr. de la Unión con el Jr. Huancavelica, al interior de la botica La Unión Peruana (donde hace unos años había una librería).

Trayectoria de la muerte de Tomás Gutiérrez

Fuente: Google Earth

En seguida el cadáver de Tomás fue arrastrado a la Plaza de Armas y colgado en un farol frente al Portal de Escribanos (frente a la Municipalidad de Lima). Horas más tarde le hizo compañía, colgado de otro farol cercano, el cadáver de Silvestre llevado desde la iglesia de los Huérfanos, ubicado en la esquina del Jr. Apurímac con el Jr. Azángaro.

El día 27 en la mañana los cadáveres de Silvestre y Tomás aparecieron colgados de las torres de la Catedral de Lima. No se sabe quién los puso ahí. Luego, cortaron las cuerdas y cayeron sobre el pavimento desde unos 20 metros. La gente, ávida de venganza, encendió una hoguera donde quemaron los cadáveres. Más tarde trajeron el cadáver de Marceliano que había sido enterrado en el Cementerio Baquíjano del Callao para quemarlo junto con los otros dos. Los maderos para la pira fueron extraídos de los muebles de la panadería de Silvestre.

Cuerpos de Tomás y Silvestre en las torres de la Catedral de Lima

Fuente: Henry Clay Cochrane Collection (COLL/1) at the Marine Corps Archives and Special Collections

Según Pietro Perolari Malmignati, diplomático italiano autor de Il Perù e i suoi tremendi giorni, algunos negros comieron la carne asada de los muertos.

Este hecho fue conocido a nivel internacional. Rudolph De Lisle, oficial de la Marina de Guerra Británica, quien con el buque HMS Cameleon estuvo en el Perú en 1871, escribió a su madre una carta en agosto de 1872 describiendo estos acontecimientos. De Lisle regresó al Perú con el buque HMS Shannon en diciembre de 1879 y presenció los primeros acontecimientos de la caída de Lima.


Bibliografía

Basadre, Jorge (1919). Historia de la República del Perú, tomo VII. Empresa Editora El Comercio.
Bromley Seminario, Juan (2019). Las Viejas Calles de Lima. Municipalidad Metropolitana de Lima.

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